miércoles, 24 de septiembre de 2014

Mundo submarino





"Mami, tengo ganas de bucear", dijo Julia cuando su madre untaba crema pastelera en un poderoso bizcocho de chocolate partido por la mitad.
La sentencia pilló por sorpresa a la madre, no recordaba que su hija hubiera tenido la más mínima apetencia naútica hasta aquel momento, quizá algún comentario en el colegio o la imagen en la televisión de un arrecife de coral habría traido dicho deseo en la pequeña.
Decidida a darle gusto la mamá quiso poner el mar en los pies de Julia y desde entonces cuando salen a pasear por el bosque a veces alguna ardilla se entretiene charlando con el hipocampo o con la estrella de mar sobre los ires y venires del mundo submarino.

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